La optimización del comportamiento real de los edificios y viviendas, además de los propios usuarios, para mejorar su rendimiento, así como su interoperabilidad y su adaptabilidad a los nuevos contextos energéticos conlleva la creación de herramientas basadas en la digitalización para conocer mejor los hábitos de los consumidores y cómo estos afectan al balance y la eficiencia energética de los edificios. Además, los objetivos de balance positivo global a nivel de distrito y de comunidad energética necesitan de soluciones interoperables para que estos usuarios y los edificios donde habitan puedan participar activamente en el objetivo global de eficiencia de la comunidad, consiguiendo balances positivos de energía mediante el aprovechamiento óptimo de todos los recursos distribuidos.
El desarrollo e integración de sistemas de sensorización, monitorización y análisis y gestión de datos en parámetros tales como, el consumo de energía y el confort térmico, pueden permitir utilizar estas variables para mejorar la gestionabilidad energética de los edificios en pos de un objetivo común, valorando el impacto tanto en el usuario como en el profesional u otros agentes vinculados al hábitat gestionado.