La transformación hacia la neutralidad climática de los ecosistemas urbanos y el fortalecimiento de su adaptación y resiliencia frente a los efectos esperados del cambio del clima implica una intervención sistémica y profunda en prácticamente todos los ámbitos de su actividad.
Esta intervención requiere de un adecuado diagnóstico previo y planificación, y también de unos mecanismos de gestión y monitorización adaptados a las condiciones geográficas, ambientales, socioculturales, económicas, y a la tipología urbana de cada ciudad. Más aún, la territorialización de los diagnósticos y las acciones atendiendo a la idiosincrasia de cada uno de sus barrios debe también tenerse en cuenta, pues supone un importante valor añadido para la planificación. De esta manera, es posible determinar acciones, especificar y movilizar recursos, marcar prioridades, y llevar a cabo un seguimiento y adaptación continuos de las estrategias resultantes a fin de perseguir el impacto esperado con el mayor nivel de eficiencia.
Con este objetivo, el recurso a los sistemas de información y ayuda a la toma de decisiones implantados en todo el mundo en todos los ámbitos de gestión municipal es un punto de partida esencial. Estos sistemas constituyen la base sobre la que se están construyendo sistemas avanzados que analizan datos de muy diversas fuentes (redes urbanas de sensores, imágenes de satélite, datos estadísticos, información geográfica, climática, hidrológica… etc.), combinando datos obtenidos en tiempo real con datos históricos y previsiones, a fin de poder planificar, gestionar y hacer un seguimiento de actuaciones en muy diversos ámbitos y contextos.
Estos sistemas son el resultado de la convergencia de conocimientos y tecnologías de muy diversos sectores, y requieren la obtención, almacenamiento y análisis de grandes cantidades de datos, y su tratamiento posterior para producir la información y el conocimiento deseado a fin de facilitar su utilización.
Son sistemas muy complejos que suelen requerir, bien un desarrollo específico, bien una adaptación profunda a las condiciones particulares de cada ciudad, y que exigen el concurso y movilización de equipos multisectoriales en estrecha colaboración con los técnicos de gestión municipal.
Este tipo de sistemas abre la posibilidad de disponer de diagnósticos y simulaciones prospectivas de calidad que anticipan el devenir y el desarrollo de las ciudades y que, con ello, mejoran las tomas de decisiones y respuestas rápidas cuando son necesarias en el ámbito público. Es decir, nos proporcionan una gobernanza inteligente. Los datos son la nueva infraestructura pública de las ciudades.
De forma paralela, las ciudades inteligentes avanzan sobre la base de los gemelos digitales como integración de tecnologías facilitadoras de IoT, cloud computing, big data, IA y otras tecnologías IT de nueva generación. En la actualidad, los gemelos digitales son un nuevo punto de partida para la construcción de ciudades inteligentes que implementan las estrategias de gobernanza inteligente anteriormente citadas.
Además, la eficiencia y productividad actual de la actuación administrativa y de la prestación de los servicios públicos está en entredicho. A los procesos de modernización tecnológica del sector público desplegados masivamente desde los años 80 del siglo pasado, no le han continuado todavía la implantación masiva de THD (Tecnologías Habilitadoras Digitales) orientadas al valor, a la productividad y a la eficiencia pública. El Internet de las Cosas y las redes de comunicación 5G, las tecnologías para el tratamiento de datos masivos y bases de datos distribuidas (blockchain), la supercomputación (HPC), la computación difusa y en la nube, el procesamiento del lenguaje natural, la robótica, la automatización, la inteligencia artificial, la realidad virtual, la ciberseguridad, la biometría y la identidad digital, la micro/nano electrónica son tecnologías llamadas a impactar de pleno en los servicios públicos del siglo XXI.
Tecnologías como la robotización y automatización (RPA – Robotic Process Automation) están presentes ya en el mercado y empiezan a utilizarse de forma muy incipiente en la administración pública. Las poquísimas iniciativas detectadas en este sentido se focalizan en la adquisición de licencias y en la programación y configuración de las mismas para automatizar determinados procesos. Son licitaciones estrictamente en clave tecnológica. Sin embargo, la tecnología RPA puede provocar un gran impacto en el mundo laboral y en la concepción de las tipologías de trabajo a corto y medio plazo.
Junto con el obvio aumento de la productividad en los procesos, una de las mayores ventajas que la aplicación correcta de la tecnología RPA puede proporcionar a las organizaciones públicas es precisamente su orientación a las personas para permitir que éstas dejen de desarrollar acciones y tareas repetitivas, basadas en datos y de escaso valor público y pasen a realizar acciones y tareas de mayor valor que son más propias de las capacidades y las fortalezas humanas: la prestación de servicios personalizados, la gestión de proyectos de cambio e innovación, la creatividad, el pensamiento crítico, la gestión de la incertidumbre, la complementación en equipos de trabajo diversos, etc.
Otro escenario de aplicación de la tecnología RPA es identificar aquellos procesos que nunca se han ejecutado y que quedan sin hacerse porque para su ejecución sería necesaria incorporar una cantidad tan ingente de personas que resulta inviable en la actualidad. En definitiva, lo que se pretende en estos casos es que personas, algoritmos y robots trabajen de forma coordinada, donde el trabajo de valor se reserva a las personas y el trabajo sin valor a las máquinas. Sin embargo, estas tecnologías deben evolucionar junto con un re-skilling o up-skilling de personas cuyo trabajo se automatiza y deben ser más sostenibles y eficientes disminuyendo su alto acoplamiento sobre los sistemas de información en los que operan ya que produce altos costes y continuos procesos de reprogramación ante el menor cambio del sistema de información.
Por último, y siguiendo la estela de la automatización, el conjunto de tecnologías de cadena de bloques (blockchain) que permiten llevar un registro seguro, descentralizado, sincronizado y distribuido de las operaciones digitales, sin necesidad de la intermediación de terceros, tienen un alto potencial de aplicación en la certificación y seguimiento de licitaciones, contratos y subvenciones públicas. Son los conocidos como Smart Contracts, cuyo concepto es extensible a subvenciones (Smart Grants) y otros registros e instrumentos públicos cuyo seguimiento y aseguramiento del impacto sobre la calidad de los servicios o necesidades públicas que pretenden cubrir, se hace de forma poco eficiente por la complejidad que conlleva o la alta cantidad de personas que haría falta para ello. Un ejemplo en el contexto de la neutralidad climática son las cláusulas sociales, medioambientales y Smart que aparecen en las licitaciones públicas para que las empresas adjudicatarias superen umbrales y cumplan determinados requisitos en su desempeño, así como transfieran datos de valor producidos durante la prestación de servicio contratado. El avance de tecnologías de blockchain en estos contextos proporcionará una innovación y valor añadido en el seguimiento y la certificación de dichas cláusulas, facilitando la eficacia de las funciones de los/las responsables de contratos, subvenciones y registros públicos y evitando un uso intensivo de comprobaciones y acciones manuales de personas.
Así pues, la neutralidad climática requerirá de instrumentos inteligentes de gobernanza, monitorización y evaluación, así como nuevas capacidades públicas que mejoren nuestro rendimiento y productividad cuyo desarrollo también se prevé por la propia Unión Europea en su misión de conseguir 100 ciudades climáticamente neutras en 2030 como antesala al verdadero desafío del Pacto Verde Europeo planteado para 2050.
El Ayuntamiento de València tiene un firme compromiso con en el desarrollo de un modelo de ciudad y gobierno inteligentes que cubra las necesidades de todas sus áreas de gestión municipal y sus servicios en la ciudad. Y esto, garantizando un despliegue eficiente con la prioridad, orientación, intensidad y amplitud necesarias según los requerimientos y el potencial de optimización de los servicios prestados por cada una de ellas a la ciudadanía.
Así, por un lado, las áreas de Seguridad Ciudadana, Medio Ambiente, los Servicios de Tráfico y Circulación, y la EMT cuentan con un nivel muy alto de penetración de sistemas de gestión inteligente que facilitan un alto grado de monitorización, control y apoyo de alto nivel a la toma de decisiones, tanto con sistemas de gestión propia, como con modelos de gestión por parte de las empresas prestatarias de servicios. Entre otros, cabe citar el sistema integrado de respuestas de emergencias, la red municipal de sensores ambientales, el sistema de optimización energética e hídrica de la red de agua de riego, el sistema de soporte de la tarjeta de transporte Mobilis, el sistema de medición inteligente de los consumos en la red de agua de la ciudad, la red de sistemas de captación de datos, monitorización y control de la circulación y aparcamientos municipales, o el sistema de gestión del servicio de movilidad en bicicleta. Toda esta gestión de datos, información y conocimiento se recoge en la Plataforma de Ciudad Inteligente VLCi que se ha convertido a lo largo de los años en referencia nacional e internacional de buena praxis en SmartCity.
Por otro, las áreas de Empleo, Bienestar Social, Urbanismo, Innovación y Emprendimiento, Comercio, Turismo, Cultura, Ocio y Deporte, Participación Ciudadana y Estadística, cuentan con sistemas de comunicación con la ciudadanía, prestación de servicios, evaluación de indicadores y medición de resultados adaptados a sus necesidades y funciones. También, al igual que las áreas anteriores, con dashboards de gestión interna que facilitan a los trabajadores del Ayuntamiento información sobre aspectos relacionados con su servicio. Asimismo, el área de mercados municipales dispone de redes de sensores y sistemas smart en los mercados orientados al despliegue de gemelos digitales de sus instalaciones y operaciones, a fin de controlar y optimizar diversos parámetros relacionados con su funcionamiento.
Toda la información generada por los citados sistemas de gestión municipal y destinada a su uso directo por la población, y todos los servicios que requieren una interacción con la ciudadanía, están accesibles en modo online, mediante interfaces web y aplicaciones para dispositivos móviles dedicadas. Éste es al caso de la web municipal, con toda su batería de opciones de servicios digitales a través de la Plataforma Integrada de Administración Electrónica que optimiza la relación con la población. En el plano informativo, cabe destacar el dashboard público Valèncialminut, la AppValència y el Geoportal de València.
Finalmente, València dispone de un sistema avanzado de Open Data que permite el acceso público a la mayoría de los datos no críticos generados por todos estos sistemas.
Todas estas iniciativas se han lanzado o coordinado desde el área de gobierno Agenda Digital y Administración Electrónica a través de los servicios municipales horizontales de la Oficina de ciudad Inteligente (OCI) y de Tecnologías de la Información y la Comunicación (SerTIC). Iniciativas que han colocado al Ayuntamiento de València como unas de las entidades de gestión municipal con mayor grado de desarrollo como ciudad inteligente en España.
El objetivo general de este proyecto es recopilar la información necesaria para preparar un Acuerdo Marco en Compra Pública de Innovación, con diferentes lotes, siempre que el resultado de la Consulta Preliminar al Mercado esté en los términos previstos para la Compra Pública de Innovación. De dicho Acuerdo Marco en Compra Pública de Innovación, emanarán los diferentes contratos basados, tal y como se prevé en la Ley de Contratos del Sector Público.
Cabe señalar que, en función del estado del arte y de las soluciones que se planteen, podrá dar lugar a otros tipos de licitación, ya sean licitaciones de compra pública ordinaria, por estar suficientemente maduro el mercado, o procedimientos de compra pública precomercial, así como procedimientos de asociación para la innovación, si los resultados de la CPM estuvieran en estadios muy tempranos, lejanos a soluciones comerciales.