Son varios los productos de limpieza que utilizan ingredientes corrosivos como el ácido clorhídrico (proporción > 10%) y el cloruro sódico (proporción > 5%) para garantizar su eficacia.
Con el uso de estas formulaciones, tanto las instalaciones del proceso de fabricación como las superficies de uso (ej. acero inoxidable – AISI 304), pueden sufrir corrosión dependiendo del tiempo de aplicación y la frecuencia.
Para solucionar este problema, se busca incluir un ingrediente anticorrosivo en las formulaciones de los productos de limpieza que, sin menguar su eficacia, proteja las superficies de contacto inhibiendo su corrosión.