La extracción de microplásticos de las aguas residuales es una de las necesidades ya identificadas en las necesidades de depuración del futuro. Los restos que se depositan en las aguas como consecuencia de la higiene personal, así como del lavado de textiles han sido descartados hasta hace bien poco en los procesos de tratamiento en EDAR, provocando que los vertidos finales que puedan llegar al mar arrastren cierta concentración de los mismos.
Afortunadamente este problema ya está en el foco de acción de las empresas de tratamiento de agua, y empiezan a verse pruebas de concepto de un tratamiento selectivo, aunque ninguna de ellas ha demostrado su eficiencia en situaciones reales de grandes volúmenes, y puede haber soluciones de nuevos sistemas físicos o químicos que permitan su segregación a un menor coste.
Por otro lado, se detecta que aún existe margen para caracterizar el problema, ya que la gama de microplásticos a los que se enfrenta la depuración puede variar en tamaño, concentración, dispersión, incluso en diferentes franjas horarias, zonas y otras condiciones. Un mayor conocimiento de estas variables y su evolución en tiempo real puede resultar fundamental para establecer sistemas de remediación.
También pueden surgir nuevos planteamientos para realizar su secuestro en las zonas de evacuación de los hogares o las industrias.
Asimismo, se conoce poco sobre la posibilidad de reutilizar los microplásticos en las mismas u otras aplicaciones, haciendo posible un modelo de economía circular de los mismos.