Los tensioactivos son indispensables y cuentan con múltiples aplicaciones, entre ellas, la fabricación de productos de limpieza para el hogar. Los productos de limpieza basados en tensioactivos convencionales como Lauril Sulfato Eter y los Alcoholes Grasos Etoxilados C9, C11 se producen de forma masiva y a bajo precio. Además, reciben el certificado Ecolabel, reconocido en toda Europa y en el mundo en general, que se otorga a productos y servicios que cumplen con altos estándares ambientales a lo largo de su ciclo de vida. Sin embargo, la sociedad demanda formulaciones más naturales y es necesario reducir la dependencia de los productos químicos obtenidos a partir de fuentes fósiles no renovables. Por otro lado, las empresas están interesadas en promover la economía circular y así asegurar la conservación de los recursos para futuras generaciones. Todas estas razones hacen que el sector necesite tensioactivos naturales y biodegradables capaces de sustituir a los tensioactivos sintéticos manteniendo su eficacia de forma rentable.
Los tensioactivos verdes de primera generación comprenden aquellos surfactantes extraídos y purificados de materias primas de origen vegetal o animal, producidos a partir de recursos renovables mediante síntesis química como, por ejemplo, saponinas, ésteres de azúcar, alquil poliglucósidos y alcanoalaminas. En cambio, los tensioactivos verdes de segunda generación se producen mediante procesos biológicos (biocatálisis o fermentación). Ejemplos de ello son los surfactantes microbianos como los glicolípidos y lipopéptidos.
Tanto los tensioactivos verdes de primera como de segunda generación han adquirido prominencia en la formulación de productos ecológicamente sostenibles. Sin embargo, su implementación en la industria se está viendo limitada debido a su alto coste, fundamentalmente, en el caso de los tensioactivos verdes de segunda generación.