El característico minifundio, la explotación agrícola generalizada en el territorio de la Comunitat Valenciana, torna compleja la realización de seguimientos globales a los cultivos con el fin de anticipar las plagas agrícolas. Su creciente propagación en el campo valenciano está obligando a los productores a incrementar sus costes de producción, además de suponer la pérdida de cultivos.
Para mitigar el impacto de la pérdida de productividad, el control de plagas se vuelve fundamental para reducir el precio de los productos a los consumidores. Además, el manejo de las plagas permite evitar otros efectos negativos sobre la seguridad alimentaria, debido a que contribuye a la disminución del desperdicio alimentario derivado de la reducción y desmejora de la calidad de los productos afectados por las plagas.
La detección de plagas supone la combinación de métodos con el objeto de lograr mejores resultados en la eliminación de plagas con un mínimo impacto ambiental. El manejo integrado o la aplicación de insecticidas y pesticidas son las herramientas más utilizadas. En esta línea, y de acuerdo con el Comité Estratégico de Innovación Especializado en Agroalimentación de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), la agricultura de precisión está llamada a minimizar el control químico y reducir los residuos generados, además de reducir las modificaciones del hábitat y la preocupación por la posible extensión a otros cultivos.