El futuro de la agricultura no puede privarse del impulso de la innovación tecnológica. Nuevos conceptos como trazabilidad, calidad y control adquieren mayor relevancia ante la mayor sensibilidad de las personas consumidoras a los problemas medioambientales y a la necesidad de una mejor gestión de los recursos disponibles.
En este horizonte, la Agricultura 4.0, integrada por Internet de las Cosas, Big Data, la inteligencia artificial y la robótica, y las tecnologías ómicas se abren paso mediante el uso sinérgico y el análisis preciso y puntual de los datos a través de herramientas y tecnologías avanzadas que permiten la recopilación automática y la integración de los datos con el objetivo de apoyar a los productores en su proceso de toma de decisiones sobre su propia actividad y la relación con otros sujetos en la cadena de suministro, aumentando la rentabilidad y la sostenibilidad económica, medioambiental y social de los procesos agrícolas.